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Vivir sin miedo: Tatiana Calderón

Por: Camila Borda

Tatiana Calderón, la piloto que desafía la velocidad y rompe barreras en el automovilismo. Una historia que inspira.
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Una conversación con la mujer que está revolucionando el automovilismo internacional

Era 9 de junio del año 2002, y muchos colombianos estaban siguiendo por televisión el Gran Premio de Canadá de la Fórmula 1, donde Juan Pablo Montoya corría en un monoplaza azul con blanco, cuyo motor sonaba como un avispón gigante de lo rápido que giraba en las curvas. En el minuto 1:12, el zumbido de ese motor se fundió con la ovación del público cuando el colombiano ganó la pole position. Este triunfo nacional hizo que, en Bogotá, Colombia, una niña de nueve años se convenciera a sí misma de que quería competir en F1.

Como pasa con los niños, ella no pensó en las múltiples limitaciones que implicaba su promesa infantil. No pensó en que las grandes pistas de F1 estaban en Europa y Estados Unidos, a horas en avión de su ciudad; no pensó que, en esos lugares, la moneda de su país de origen no funcionaba, y mucho menos se puso a analizar que, al ser la F1 un deporte diseñado por hombres y para hombres, los monoplazas que tendría que manejar no estarían adaptados a las características de un cuerpo femenino como el suyo.

De niña soñadora a piloto histórica

A pesar de no haber considerado todo esto, Tatiana Calderón, de 31 años, ha llegado mucho más lejos y más rápido en el mundo del automovilismo de lo que todas estas limitaciones lógicas le hubieran permitido. Hoy, ella es la primera latinoamericana en conducir un F1 y, además, ha participado en carreras de gran prestigio como la IndyCar Series, el European Le Mans Series, IMSA y la Super Fórmula Japonesa. Como si fuera poco ha sido la única mujer en la historia en competir en la categoría F2. 

Sabe que hacer historia no significa simplemente alcanzar un lugar protagónico, estar en un podio o alzar un trofeo; hacer historia es atravesar las incomodidades necesarias para abrir a otros posibilidades que antes no se hubieran pensado. 

“Nunca he disfrutado tanto como cuando estuve en IndyCar, en los Estados Unidos (…) están dispuestos a hacer muchos cambios para que uno se sienta cómodo y pueda rendir al máximo, a diferencia de Europa, donde he encontrado muchísima más resistencia por ser mujer”.

Ella misma se ha beneficiado de otras mujeres que han hecho historia, como Danica Patrick, primera y única mujer en ganar una IndyCar en el Japan 3000 de 2008. Es por eso que, cuando le preguntan sobre su categoría favorita, su respuesta no se hace esperar: “Nunca he disfrutado tanto como cuando estuve en IndyCar, en los Estados Unidos (…) están dispuestos a hacer muchos cambios para que uno se sienta cómodo y pueda rendir al máximo, a diferencia de Europa, donde he encontrado muchísima más resistencia por ser mujer”. Es por eso que Tatiana quiere competir para ganar, de manera que otras mujeres encuentren la puerta abierta en este deporte mayoritariamente masculino.

Una vida entregada al automovilismo

Llegar a donde está hoy ha implicado cambiar de país, reunir una gran cantidad de dinero para poder participar, afilar sus habilidades comunicativas y elevar el nivel de sus entrenamientos. Además, ha significado conversaciones incómodas con su familia sobre los riesgos de correr, en especial luego de perder a uno de sus compañeros de equipo. ¿Qué concluyeron? En resumen, que Tatiana es feliz en un carro y, mientras eso no cambie, la apoyarán. Además, la vida es incierta, así que, como ella misma dice sonriendo: “Uno tiene que vivir sin miedo”.

Te invitamos a disfrutar de la conversación que tuvimos con la mujer que está revolucionando la F1, cumpliendo el sueño que tuvo a los 9 años y enfrentando las imposibilidades con la misma sonrisa que mostraba cuando corría en karts de alquiler.

¿Cómo es la preparación física y mental para una piloto de élite como tú? 

Como en todos los deportes, hay una preparación física general que incluye fuerza, especialmente en trapecio y cuello. En F1, por ejemplo, debemos resistir hasta 47 kg con el cuello por las fuerzas G. También se entrena la zona de hombros y la explosividad de piernas para la frenada. La parte cardiovascular es clave, ya que pasamos muchas horas en el carro con pulsaciones superiores a 150 por minuto.

Además de lo físico, el entrenamiento cognitivo es fundamental: coordinación, reacción y visión. Estos factores son cruciales en este deporte. La concentración también lo es, al igual que la capacidad de transmitirle a los ingenieros lo que sucede con el carro. Hay un componente emocional y de comunicación importante, por eso trabajo con psicólogos deportivos. Ellos me ayudan a comunicarme mejor con el equipo y a ganar confianza en mí misma, algo esencial en el deporte de élite.

Existen diferencias físicas entre hombres y mujeres. En el automovilismo, hay pocos estudios sobre cómo debería entrenar una mujer. Nos cuesta más ganar masa muscular, tenemos menos fibras rápidas en los músculos, así que debemos enfocarnos mucho más en esa parte. Incluso en la visión hay diferencias. A mí este tema me apasiona y lo he estudiado mucho para encontrar lo que mejor me funciona.

¿Qué consejo le darías a una joven que sueña con llegar a la Fórmula 1? 

Siempre digo que hay que soñar en grande, no ponerse límites e ir tras lo que nos apasiona. Creo que con disciplina, pasión, paciencia y ganas se puede llegar muy lejos. Hoy en día, la mejor forma de comenzar es en los karts o en los Esports, porque son opciones más accesibles. Actualmente, hago coaching a niños que compiten en Esports y su nivel es impresionante. Siempre se los recomiendo.

¿Qué cosas han cambiado para las mujeres en F1 desde que empezaste hasta ahora? 

Fui parte de la Comisión de Mujeres de la FIA hace algunos años, cuando estaba a cargo Michele Mouton, a quien admiro muchísimo. Creo que hoy las mujeres tienen un lugar más importante en este deporte, aunque aún falta mucho para lograr la equidad. Estoy orgullosa del trabajo que hemos hecho y de que ahora se consideren las medidas de las mujeres en el diseño de los carros. Es un aspecto fascinante por el que lucho cada día.

En 2023 y 2024 ayudé a la organización de la F3 y la F2 a desarrollar carros que incluyan nuestras medidas. Trabajo con la Fundación Con Cora para hacer el deporte más inclusivo y empoderar a más mujeres en el mundo. También colaboro con fundaciones como She Is y Shift Up Now en Estados Unidos en proyectos muy bonitos.

“Nunca hay que rendirse. Siempre hay maneras y enfoques distintos para encontrar lo que cada persona necesita y así sacar su mejor versión, tanto en el deporte como en cualquier área de la vida”.

¿Tienes algún referente que te haya inspirado a seguir en este camino? 

Durante mi carrera he tenido varios referentes. Al principio fue Juan Pablo Montoya. También la trayectoria de Roger Federer, aunque no sea del automovilismo, me ha inspirado mucho por su disciplina y constancia.

¿Recuerdas lo que sentiste la primera vez que te pusiste al volante de un auto de Fórmula 1? 

Sin duda, ¡manejar un F1 ha sido uno de los mejores momentos de mi carrera! Es increíble la aceleración, el agarre y la carga aerodinámica que te hacen sentir las fuerzas G en todo el cuerpo. Saber que lograste algo por lo que has trabajado durante años es muy gratificante. Y al mismo tiempo, te deja con ganas de más (risas). Siento que aún tengo mucho por delante y que queda mucho por guerrear.

“Me gustaría ser recordada como una de las mujeres que ayudó a acercar este deporte a todas las edades y generaciones. Como una atleta que trabajó por el cambio y promovió apuestas innovadoras en el gremio”.

¿De qué manera los hombres que te rodean han influido o impulsado tu carrera y tus logros? 

He recibido mucho apoyo de hombres que creyeron en mí, a veces incluso más que yo misma, como mi papá. Sin ellos no habría llegado hasta aquí. Ha sido un trabajo en equipo. Ingenieros y jefes de equipo también me han dado oportunidades valiosas y han luchado para que me vaya bien.

⁠Háblanos de una carrera que te haya marcado y cuéntanos el porqué

Correr en las 24 horas de Le Mans es una experiencia única. Te das cuenta de la fuerza que se necesita como equipo para alcanzar la meta. Es una montaña rusa emocional y requiere que el piloto sea muy completo.

¿En qué momento empezaste a calcular los costos, de todo tipo, de meterte a correr de lleno? 

(Risas) Si hubiera calculado los costos del automovilismo cuando era niña, probablemente no habría corrido. Es un deporte carísimo, más aún viniendo de un país con recursos limitados. Eso hace que el reto sea mayor, porque el apoyo económico está directamente ligado al rendimiento. Pero también me ha impulsado a desarrollarme en otras áreas. En este deporte, además de ser un atleta completo, debes ser un empresario capaz de gestionar oportunidades.

¿Qué te ha hecho persistir cuando has pensado renunciar? 

No me imagino mi vida sin las carreras. Incluso en los momentos más duros, sabía que si creía en mí, saldría adelante. Esos momentos hacen que valores más la oportunidad de dedicarte a lo que amas. También ha sido clave el apoyo de mi familia. Cuando quieres rendirte, ellos están ahí para levantarte. Nada habría sido posible sin ellos. Este sueño ha sido de todos: luchado y compartido.

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