Cuando se habla de tener hijos como un “mal negocio”, suele ignorarse la verdadera riqueza de esta decisión. El proceso de crianza es un viaje que no compite con el éxito personal, sino que fluye en paralelo. Permite a los padres escribir su propia historia hacia una plenitud que ninguna estadística del mundo podría calcular.
“Tener cinco hijos es como una escuela para aprender a crecer en tu carácter”, afirma Manuela Castellanos, mientras sus pequeños juegan alrededor. Para esta joven madre, su numerosa familia está lejos de ser un obstáculo. Por el contrario, tiene claro el propósito que se atesora en la unión de cada uno de sus miembros.
Todo comenzó cuando, recién casada, un pasaje bíblico logró captar su atención. Fue como un boom en su corazón que transformó su visión de lo que hasta ese momento consideraba que era una “familia”. “Dios me habló y me dijo que el matrimonio no es solo para que seamos felices entre nosotros, sino porque Él busca una descendencia”, recuerda.
El decir “sí” a esas palabras de Dios ha hecho que sus días nunca sean aburridos. Entre risas, algunas lágrimas y mucho esfuerzo, Manuela ha descubierto cómo la maternidad le enseña cada día que la fe va más allá de las emociones. “Siempre le pedí al Señor que me ayudara a disfrutar este camino, a no verlo como una carga, aunque implicara trabajo constante. Dios nos dio los hijos como un regalo, y lo más hermoso es vivir cada día con ellos”, expone.
Para María Paula Ramírez, psicóloga infantil y madre de dos, la decisión de tener hijos exige un mayor grado de responsabilidad y reflexión. “Requiere conocerte profundamente, entender lo que puedes ofrecer y tener claridad sobre las expectativas, tanto tuyas como del ser que dependerá de ti”, explica. Piensa que no todas están preparadas para dar sin recibir reconocimiento inmediato. “Antes de tomar este camino, es fundamental evaluar la relación con el otro padre y saber quiénes te pueden apoyar”, advierte Ramírez.
El más reciente informe preliminar del Dane sobre natalidad mostró que en 2024 se registraron solo 445.011 nacimientos, 13.7 % menos que en 2023 y la cifra más baja en la última década. Mientras la sociedad presenta puntos de vista y cifras frías sobre la maternidad, hay historias como la de Manuela que le dan brillo. Muestran que probablemente haya perspectivas no observadas al estar fijos solo en la creciente ola de comentarios de quienes consideran tener hijos como una “mala inversión”, prefiriendo calcular costos por encima de un proyecto de vida.
Transformación, un retorno inesperado
“La maternidad es un privilegio, un regalo precioso, invaluable y asombroso”, comparte Diana Zorro, arquitecta urbanista de 47 años y madre de seis hijos. Su camino hacia la maternidad comenzó de manera poco convencional cuando, a los 29 años, se casó con un hombre que criaba tres hijos tras el abandono de su ex pareja.
“No tenía una perspectiva clara de lo que significaba ser mamá”, recuerda Diana. “Asumí la crianza de tres hijos grandes: tenían nueve, quince y el mayor casi veinte. Son edades muy diferentes y dinámicas que no dimensionaba”. Define esta historia como un propósito divino: “Dios usa a esos niños como herramienta para revelarse a mi vida y sanar muchas cosas en mí”. Afirma que no sabía que estaba provista de tan gran capacidad de dar amor, compañía, apoyo y cuidado.
Al poco tiempo de casarse, quedó embarazada de su primer hijo, iniciando un proceso simultáneo de crianza adoptiva y biológica. Esta experiencia le permitió comprender que la maternidad se extiende más allá de cualquier etiqueta y se convierte en un acto de amor y propósito que sobrepasa cualquier circunstancia.
Cuando una mujer descubre que su cuerpo alberga otro corazón, vive algo que trasciende cualquier cálculo económico. El documental En el vientre materno de National Geographic confirma que, pese a los grandes hitos que ha alcanzado el cuerpo humano, ninguno de estos se compara con el logro de dar vida.
Se ha comprobado que aceptar el desafío de criar tiene beneficios tanto físicos como emocionales. Un estudio publicado en la revista Journal of Marriage and Family muestra que criar aporta una mayor sensación de propósito y significado, conocido como bienestar eudamónico. Es una forma profunda de placer que se diferencia de la felicidad a corto plazo. Por otro lado, la investigación publicada en Social Science & Medicine expone que quienes son padres tienen mejor salud mental y física, especialmente en la mediana edad, que quienes no lo son.
La maternidad, cuenta Castellanos, es un gran aprendizaje que le ha mostrado en la práctica que vivir no se trata de solo complacerse a sí misma, sino de estar dispuesta a sostener a quienes son más vulnerables. “Es la fuerza que Dios nos da para vivir por otros, eso es el cristianismo, lo que Jesucristo nos enseñó”, afirma.
Comprendió que todo lo que hace, Dios lo recibe como una ofrenda. “A veces pensamos que lo espiritual es solo lo que hacemos en la iglesia: predicar, orar, cantar… Pero Dios me mostró que incluso lo cotidiano es una ofrenda para él. Cambiar un pañal, corregir a mis hijos, todo tiene un valor espiritual. Eso da sentido a tu día a día, porque deja de ser algo trivial”.
Desde su propia experiencia, Diana Zorro comparte una visión en la misma línea: “Dios necesita hombres y mujeres dispuestos a levantar familias de reino”. Aunque reconoce los desafíos económicos y logísticos de criar a tantos hijos con edades tan diferentes, encuentra que el propósito divino ha hecho que “todo fluya porque no somos nosotros, es él quien está llevando la batuta”.
Criar implica enfrentar las etapas de vida de otra persona muy distinta a ti, que te está mirando todo el tiempo. Diana recuerda lo rápido que tuvo que asumir el rol de madre y aprendió que no existe un método universal de crianza. “Batallé con diferentes temperamentos… Me estrellé, lloré y me pregunté muchas veces si estaba haciendo mal las cosas”. Su clave ha sido el trabajo en equipo con su esposo. “Él me tomó de la mano, me escuchó, Dios lo usó para capacitarme. Hicimos un trabajo conjunto para construir un nuevo hogar”.
En una entrevista con la periodista Cristina Estupiñán, para su canal de YouTube ‘Sinceramente Cris’, la artista argentina Lorelei Tarón expresó la enorme satisfacción que le ha producido la maternidad. “Es una experiencia que realmente me llena, a pesar de los desafíos logísticos que supone criar a cinco hijos”, señaló. Aunque reconoce el agotamiento físico que siente al final del día, mantiene una perspectiva positiva sobre su rol materno: “Es una labor de amor en la que estoy sembrando para el futuro y preparando a mis hijos para la vida”, aseguró.
Balance positivo
Con tantas actividades por resolver sin descuidar a los hijos, la psicóloga Ramírez destaca que la maternidad, aunque trae nuevas responsabilidades, no debe verse como perder la libertad. Las madres que mantienen espacios para sí mismas no solo cuidan su bienestar emocional, sino que enseñan a sus hijos valores importantes sobre el respeto y los límites personales.
Aunque son muchos desafíos, Ramírez tiene claro que ser madre es una hermosa oportunidad para crecer. Un privilegio que invita a evolucionar, a dejar de pensar solo en sí misma para atender las necesidades de otro ser. Indica que la maternidad transforma, enseña a dar sin condiciones y a encontrar alegría en el bienestar de alguien más. “No es un camino fácil, pero cuando se asume con preparación y conciencia, puede convertirse en una de las experiencias más enriquecedoras de la vida”, comenta.
Diana expone que la maternidad ha sido como una metamorfosis. “Este proceso me ha dado propósito, valentía, entereza y perspectiva; me ha formado y forjado como la mujer que soy y también ha desarrollado dones que ni siquiera sabía que tenía.” A pesar de haber dejado temporalmente su carrera profesional, considera que lo que están haciendo como familia es sembrar en lo eterno.
Esa idea de que la crianza es puro sacrificio y renuncia no tiene en cuenta que tras esa aparente desventaja inmediata hay muchos beneficios, incluso profesionales. Existen estudios que lo confirman, como el publicado en la revista Harvard Business Review que encontró que las mujeres con hijos suelen tener más éxito en sus carreras profesionales, o el de la revista Journal of Applied Psychology que demuestra que las mujeres que tienen hijos experimentan mayor satisfacción laboral y mayor compromiso con su trabajo.
Quienes optan por tener hijos con plena conciencia descubren que, más allá de los costos y sacrificios, existe una dimensión de crecimiento personal que transforma la experiencia de criar en una fuente inagotable de sentido y felicidad. Tal como concluye Diana Zorro: “Realmente admiro mucho a las mamás solteras. No sé cómo lo hacen. Logré este reto porque hemos sido equipo, porque Dios me formó para poder asumir el rol de la maternidad con gozo, sabiendo que no tengo que ser Wonder Woman, sino que puedo levantar la mano, pedir ayuda y salir avante”.
Estas historias de quienes navegan en el amor sin límites, que tienen en común el esfuerzo, los sacrificios y el cansancio, son una muestra de que sí se puede asegurar el bienestar para el futuro en todos los sentidos y de paso redefinir diariamente el significado de la fuerza, el equilibrio y la realización personal.
En suma, tener hijos implica tomar decisiones bien pensadas, compromiso con conocimiento y equilibrio saludable entre la entrega y el autocuidado.