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Petra, 50 años demostrando que Jesus Rocks

Por: camiluminare

@camiluminare

Hablar de Petra es hablar de rock y de la fusión de guitarras eléctricas con letras que hablan de Jesús, en una época en la que una combinación así resultaba insólita. A esto se suma una trayectoria de más de 50 años casi consecutivos, 25 producciones, 4 premios Grammy, 10 premios Dove, un lugar en el Salón de la Fama de la Música Góspel y el honor de ser la primera banda cristiana en ser elegida para formar parte del Hard Rock Cafe.
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Todo esto sin escándalos ni difamaciones contra la banda o sus miembros, demostrando que las letras de sus canciones no eran solo un adorno, sino la expresión genuina de una vida cimentada en la roca de su fe.

Antes de los premios, la fama y el reconocimiento, los integrantes de Petra tuvieron que experimentar lo que todo pionero siente al exponer sus ideas al mundo. En 1972, los adeptos del rock no comprendían sus letras, mientras que muchos de aquellos que compartían la fe de estos jóvenes estudiantes de un instituto bíblico en Fort Wayne no podían desprenderse de sus prejuicios frente a los sonidos que producían sus primeras canciones. A pesar de esto, los sótanos de algunas iglesias que creían en este despertar juvenil, pequeños bares y algunos festivales les dieron cabida.

El período entre 1989 y 1993 es considerado por seguidores y estudiosos como el pico máximo de su historia. El álbum Petra Praise: The Rock Cries Out, lanzado bajo el sello de Word Records, marcó un antes y un después para la banda. Logró unir a dos generaciones de cristianos: los jóvenes rockeros y los veteranos amantes de los himnos. Tras este éxito llegó la que para muchos es la producción más inolvidable: Beyond Belief (1990), que incluyó una película con una narrativa que hilaba los seis videoclips del álbum. Posteriormente, llegaron tres producciones más, que algunos han catalogado como el “lustro dorado” de la banda: Unseen Power (1991), la versión en español de Petra Praise, titulada Petra en Alabanza (1992), y Wake Up Call (1993).

Tuvimos la oportunidad de conversar con Bob Hartman, guitarrista, fundador y compositor de la banda, y con John Schlitt, una de sus voces principales, durante su visita a Colombia con motivo de la gira por sus 50 años de trayectoria. Aquí te dejamos algunos extractos de esa conversación.

¿Cómo han logrado mantenerse unidos a través del tiempo?

Han sido 50 años desde que nos organizamos como banda. Comenzamos como un grupo que se reunía después de la oración en la iglesia, y cada vez que algo sucedía y, por alguna razón, nos separábamos, Dios volvía a unirnos para continuar con el propósito musical. Hemos recorrido un largo camino, pero todo comenzó hace mucho tiempo como un pequeño grupo de oración en una iglesia local.

¿Qué implicó ser pioneros en el rock cristiano?

En ese momento era muy difícil hablar de Jesús, porque la música rock no era bien vista en las iglesias. Por esa razón, tuvimos que abrirnos paso y dar a conocer nuestro trabajo musical desde el amor y el servicio.

¿Cuándo empiezan a tener influencia?


Nuestra influencia comienza a finales de los 70, cuando el rock and roll estaba en auge. En ese momento, este género musical estaba en todas partes, y nosotros, siendo adolescentes, lo escuchábamos con pasión. Poco a poco, fuimos incorporando ese estilo para llevarlo a la iglesia y convertirlo en rock para Dios.

A lo largo de estas cinco décadas, ¿cómo han visto la evolución del rock cristiano?

En estos 50 años han pasado un montón de cosas. Por un lado, la iglesia ha comenzado a comprender el llamado de Dios en otros géneros musicales. Muchas personas que asistían a nuestros conciertos experimentaban una transformación en sus vidas, decidían convertirse en cristianos y formar parte de la familia de Dios. Por otro lado, y entendiendo que la música es un idioma, sabemos que el gusto musical depende de cada persona y de su contexto. Cada sonido tiene un significado diferente para cada individuo. Nuestro estilo es distinto: a quienes les gusta el rock, disfrutan escuchar nuestra música. A quienes no les gusta este género, probablemente no les agrade, y estamos bien con ambas posturas.

Cuando comenzamos a tocar, los primeros en apoyarnos fueron los pastores de jóvenes de la iglesia. Ellos tenían a su cargo chicos que querían escuchar nuestra música, y por eso se acercaron a la iglesia y a Dios. Hoy, muchos de esos pastores jóvenes son líderes con trayectoria que siguen en contacto con la banda y continúan disfrutando de esta música.

¿Ustedes creen que la ola del rock que se está despertando puede traer nuevamente el movimiento de Jesús?

Nosotros quisiéramos que así fuera, que la gente comenzara a escuchar nuevamente este género musical. Pero, más allá de si es rock, música electrónica u otro estilo, lo importante es que los jóvenes tengan un acercamiento con Dios y que nuestro Señor Jesús entre en cada corazón, según sus preferencias musicales. Todos somos el cuerpo de Cristo en sus diferentes facetas. Lo esencial es que cada siervo haga bien su labor y atraiga a la gente a Cristo. Si los jóvenes vienen a la iglesia, sin importar el género musical que los motive, el propósito se está cumpliendo.

¿Cuáles consideran que son los retos a los que se enfrenta la banda?

Los retos siempre vienen y van, y no son muy diferentes a los de antes. Nosotros hacemos las cosas para Dios: hay personas a las que les gusta y otras a las que no, pero estamos bien con ambas. Nos enfocamos en quienes reciben el mensaje y no discutimos con quienes no lo hacen, porque nuestro trabajo es para Cristo. No buscamos complacer a los hombres, sino a Dios.

Hoy en día, los jóvenes tienen acceso a una gran variedad de música, y Petra tiene un estilo característico. Esperamos que, entre tantas opciones, quien escuche nuestras canciones, sea quien sea, reciba algo de Dios. Por supuesto, tenemos un gran alcance con nuestra música, y esperamos que quienes nos escuchan se enfoquen en las letras como un acto de servicio para Dios.

¿Cómo han hecho para que la fama no afecte el corazón de cada uno de ustedes?

Antes de subir al escenario, cuando oramos, agradecemos a Dios por nuestras familias y nuestra salud. No podemos vanagloriarnos en el púlpito, porque nuestro propósito es servir, y eso es lo que hacemos. Estamos pendientes de todo: el sonido, que todo esté en orden y preparado para los conciertos, y siempre repasamos las letras de las canciones. Pero, al final del día, todo se resume en servicio, y esto es algo que tenemos muy claro. Consideramos que ser ministros en el servicio de Dios es una gran responsabilidad.

¿Cuál es el legado que ustedes le dejarían a las bandas de jóvenes que se están gestando al interior de las iglesias?

El consejo que siempre le doy a los jóvenes es que sean fieles en lo poco para que Dios los ponga sobre mucho. Esta verdad se ha vuelto muy importante para Petra a lo largo del tiempo.

#Biblia #Relación con Dios
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