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Lo que Dios hace merece más que un Grammy

Por: camiluminare

@camiluminare

Al norte de México, en la frontera con Estados Unidos y a orillas del Río Bravo, se encuentra Ciudad Juárez, una ciudad industrial de Chihuahua que, el año pasado, ocupó el tercer lugar entre las más peligrosas del mundo. Hace 16 años, en medio de esta realidad, Marcos y Paty Richards, un matrimonio norteamericano, fundaron la iglesia Comunidad Olivo mientras criaban a sus tres hijos adolescentes: Steven, Kimberly (Kim) y Kevin. A pesar de la violencia, decidieron quedarse en lo que consideran su ciudad para ser testigos de lo que Dios podía hacer.
Imágenes TTC_Cuadradas_Un Corazón

El nacimiento contracorriente de esta congregación inspiró a Steven, el hijo mayor de los Richards, de 19 años, a organizar una conferencia para los jóvenes de su iglesia. Así, en 2013, nació el movimiento Un Corazón, que, con el tiempo, se consolidó como uno de los ministerios musicales más influyentes de Latinoamérica. Canciones como Jesucristo Basta se han convertido en himnos ampliamente cantados en iglesias de toda la comunidad hispanohablante. Hoy, doce años después, Un Corazón puede lucir con orgullo el Grammy Latino al mejor álbum cristiano en español, recibido el año pasado por su trabajo musical titulado Kintsugi.

Desde sus inicios, buscaron transmitir a la iglesia un mensaje de unidad: un solo cuerpo que se mantiene vivo gracias a un solo corazón, el corazón del Padre. Por eso, su nombre se inspira en estos tres versículos: Hechos 4:32, Jeremías 32:39 y Ezequiel 11:19. Este mensaje es coherente con las palabras de gratitud de Kim Richards al recibir el megáfono de la academia: “A toda la comunidad de fe, gracias. Cuando gana Uno, ganamos todos.”

“Le llamamos Kintsugi porque, al igual que este método de arte japonés, creemos que Dios no nos desecha cuando estamos rotos, sino que, con paciencia, nos restaura con su amor y su gracia. El Salmo 34 dice que Dios está cerca de los quebrantados de corazón. ¡Muchísimas gracias!” – Palabras de Kim Richard al recibir el Latin Grammy al mejor álbum cristiano en español

Para comunicar el Evangelio, han explorado diversos géneros musicales, convencidos de que la adoración puede manifestarse de muchas maneras, siempre que su fundamento sea la Palabra de Dios. Por eso, pueden pasar de interpretar una canción cien por ciento congregacional a una que suene en medio de una reunión de amigos —donde no necesariamente todos son creyentes— comiendo pizza.

Más que construir una sólida e inamovible identidad artística, en palabras de Kim: “nos interesa más componer algo que sea digno del mensaje que estamos llevando”. Quizá por eso tienen un sello de originalidad sencilla y creatividad despreocupada que se refleja en todo lo que hacen: desde las publicaciones en sus redes sociales y los videoclips, hasta el formato de su podcast Latido y la moda que usan. Con este estilo de vida, buscan redefinir la palabra relevancia, que para ellos significa, simplemente: “vivir lo que predicas”.

En 2020 tuvimos la oportunidad de entrevistar a Daniel Aguilar y Kim Richards en una videollamada, justo el día en que habría iniciado la conferencia Un Corazón 2020, titulada Cielo en la tierra, al igual que su álbum. En su lugar, realizaron Experiencia en Vivo, un concierto que puedes encontrar en YouTube. En aquella charla, hablamos sobre lo que significa El Cielo en la tierra y sobre por qué deberíamos temerle más al odio, que infecta el alma, que a cualquier virus capaz de afectar el cuerpo.

El año pasado tuvimos la oportunidad de conversar con varios de los integrantes de la banda: Loui Abrego, Kim Richards y Luis Fer. Esta charla ocurrió poco después del lanzamiento de Kintsugi, un proyecto musical que, según ellos, está profundamente entrelazado con sus historias personales y con la experiencia de vida dentro de su iglesia.

En este artículo, hemos unido ambas entrevistas para mostrar que lo que Dios hace con un corazón quebrantado, más que un Grammy, merece una alabanza eterna. Léelo hasta el final y compártelo con alguien que necesite recordar que para Dios ningún quebranto es imposible.

¿Cuál creen que es el peor enemigo de la humanidad?

Daniel Aguilar (DA): Creo que el odio es el peor virus del planeta. Ayer en la iglesia leíamos Efesios 3 y 4, donde el apóstol Pablo se enfoca en la unidad y la diversidad, haciendo énfasis en amarnos unos a otros. Incluso pone el amor por encima del conocimiento, porque sin amor estamos vacíos. A menudo pensamos que los problemas de los tiempos bíblicos no aplican hoy, pero sigo viendo mucho odio: entre razas, religiones e, incluso, entre cristianos y sus iglesias. Es un virus que no distingue personas ni generaciones, y nos deteriora profundamente. Sin embargo, creo que tenemos una gran oportunidad de combatirlo con amor.

Kim Richards (KR): Yo diría que el egoísmo. Está completamente ligado a la falta de amor que lleva al odio. Desde el principio lo vimos en la historia de Caín y Abel: un egoísmo que desencadenó contiendas. La humanidad ha superado muchas crisis, pero el egoísmo sigue persiguiéndonos. Está tan arraigado que puede destruir nuestro mundo mucho más que cualquier catástrofe o pandemia. Debemos seguir atacándolo, porque solo puede combatirse con el amor de Cristo, quien nos enseña a amar como Él nos ama. La Biblia es clara: si no tenemos amor, somos como un instrumento que no suena, y todo es en vano.

¿Cuál es esa fórmula para ser restaurados de la que habla Kitsugi?

Loui: Creo que el primer paso es reconocer que estás roto. Muchas personas evitan aceptar esta realidad, pero es esencial para buscar la restauración. Recuerdo un momento difícil en mi vida, cuando casi pierdo la voz mientras estudiaba música. En ese tiempo, me di cuenta de que mi identidad estaba basada en lo que hacía, no en ser hijo de Dios. Fue mi punto de quiebre. Comprendí que, aunque estaba roto, el Espíritu Santo podía restaurarme y darle más valor a mi vida que el que yo entendía antes.

Kim: Todo comienza reconociendo nuestra condición, como dice Isaías 61: “El Espíritu del Señor está sobre mí… para sanar a los quebrantados de corazón”. En el álbum representamos este proceso en cinco pasos:

  1. Pedir perdón y reconocer el pecado.
  2. Buscar ayuda del cielo y de la comunidad, en Socorro cantamos que no podemos solos; necesitamos al artesano, Dios.
  3. Recordar la cruz, como lo reflejamos en la canción En memoria de ti, donde encontramos restauración y redención.
  4. Regresar a los brazos del Padre, como expresamos en Otra vez, rindiendo todo pensamiento que no va conforme a su voluntad.
  5. Exaltar el nombre de Jesús, como en El nombre, dejando de enfocarnos en nuestras heridas y errores para mirar al único que lo ha vencido todo.

La restauración no es un proceso lineal; es un camino continuo. Como cristianos, seguimos siendo moldeados y restaurados hasta el día en que Jesús regrese y todo sea perfecto.

¿Cómo creen que se puede vivir el cielo en la tierra?

KR: Creo que diariamente podemos ver el poder, el amor y las manifestaciones de Dios en nuestra vida, pero requiere una perspectiva de fe y ser conscientes del poder del Espíritu Santo que vive en nosotros. El cielo en la tierra se puede encontrar en una conversación con nuestra familia, en un abrazo o en la naturaleza. Si fuéramos más sensibles, como niños que se asombran con todo lo que ven, podríamos vivir creyendo que, de alguna manera, el cielo ya está aquí, porque el Espíritu Santo habita en nosotros y nos guía a actuar como Él actuaría.

DA: Vivir el cielo en la tierra es más cotidiano de lo que pensamos. A menudo nos frustramos porque no sentimos que Dios actúa o nos comparamos con otros que dicen haber escuchado su voz de manera audible. Pero si abriéramos los ojos para ver lo que Dios ve, descubriríamos que hay destellos del cielo en cosas simples: al amar y honrar a nuestros padres o al perdonar a quien nos lastimó.

Un ejemplo claro está en la historia del buen samaritano. Aunque había tensión racial entre judíos y samaritanos, él dejó todo prejuicio a un lado para ayudar. No solo oró o ayunó por el hombre herido; se puso de rodillas, lo levantó, se ensució con su sangre y suplió su necesidad física y económica. En ese acto de amor, creo que se abrió una puerta espiritual que sanó a ambos.

Jesús nos deja llaves en sus parábolas, como oportunidades para abrir puertas entre el cielo y la tierra. Si viéramos lo cotidiano como una oportunidad divina, estaríamos más en sintonía con Dios y experimentaríamos su presencia en cada momento.

¿Cuál ha sido el mayor reto que ha enfrentado la banda en todo su trayecto?

KR: Hemos enfrentado muchos retos. Para empezar, la banda fue iniciada por mi hermano Steven en 2012, y nunca imaginé que llegaría a liderarla en algún momento. Cuando Dios lo llamó a servir en otras áreas, enfrentamos un gran desafío: entender que no fuimos llamados a seguir sus pasos exactamente, sino a construir algo nuevo.

Cuando el vocalista principal de una banda se va, esta puede perder su esencia. Para nosotros fue un proceso de autodescubrimiento, de encontrar nuestro propio sonido. Vivimos una temporada de “laboratorio” en la que exploramos diferentes géneros musicales, voces y estilos, pero siempre manteniendo como hilo conductor el mensaje del evangelio. Fue un reto equilibrar dos lados: nuestra identidad como iglesia y nuestra expresión artística.

Hoy sentimos que tenemos una visión mucho más clara y estamos cómodos con nuestro sonido. Kintsugi es uno de los álbumes que mejor nos representa, porque al final somos, ante todo, un grupo de iglesia.

El corazón de todo siempre ha sido la iglesia local. Aunque hemos explorado nuevas formas con diferentes géneros musicales —y seguiremos haciéndolo—, con este álbum queríamos crear algo que pudiera ser cantado en cada iglesia los domingos, una herramienta útil para los equipos de alabanza. – Loui Abrego sobre el álbum Kitsugui

 ¿Cuál es el testimonio más impactante que han conocido como resultado de lo que hacen?

DA: Hay una canción llamada Música en el desierto que escribimos hace tiempo como un clamor por fertilidad. El año pasado, durante nuestro tour en Tijuana, la cantamos y compartí un poco sobre su historia. La pastora de jóvenes y su esposo comenzaron a llorar, y recuerdo que Juan Diego Luna, que estaba con nosotros, declaró fertilidad sobre algunas mujeres presentes. Tiempo después, supe que esta pareja llevaba años intentando tener hijos. Meses después, vi en Facebook el testimonio de esta chica, que logró quedar embarazada. Fue muy especial ser parte de ese momento.

KR: Uno de los sencillos de Cielo en la tierra se llama Príncipe de Paz. Lo compusimos específicamente para enfrentar la depresión y la ansiedad, problemas tristemente comunes en nuestra generación.

En nuestro equipo hay un compositor que forma parte del grupo de jóvenes y ha sufrido depresión química durante años. Ha tenido que medicarse y, en su peor momento, intentó hacerse daño varias veces. Lo invitamos a componer esta canción con nosotros, creyendo que su testimonio sería una herramienta poderosa. Sabemos que es el Espíritu Santo quien actúa cuando declaramos estas palabras, pero el hecho de que él haya atravesado este desierto le da una autoridad especial para hablar a quienes lo están viviendo.

Hemos recibido testimonios de personas que dicen: “he podido usar esta canción como una compañera de batalla”. En tiempos como los actuales, donde la ansiedad y la incertidumbre son tan comunes, estas palabras se han convertido en un arma espiritual. No estamos en contra de la medicina ni de la psicología, pero creemos que la depresión también es una guerra espiritual que debemos enfrentar día a día.

¿Qué mensaje le dan a quienes fueron lastimados dentro de la iglesia?

KR: Creo que es importante aprender a no generalizar. En lugar de decir “la iglesia me hizo daño”, debemos identificar a la persona específica que nos lastimó. Cuando lo dejamos en “la iglesia”, estamos evadiendo el proceso de sanar y perdonar a quien realmente nos hirió.

También me gusta hacer reflexionar a otros: ¿alguna vez tú le has hecho daño a alguien? Para esa persona, tú eres la iglesia. Si como cuerpo de Cristo aprendiéramos a perdonarnos, aceptaríamos que, aunque nos lastimemos, podemos seguir adelante en amor y gracia. No necesitamos ser mejores amigos, pero sí debemos amarnos con el amor de Cristo y perdonarnos.

La iglesia perfecta que soñamos ser es aquella que cubre las debilidades y errores de sus miembros, como dice la Palabra, cubriendo la desnudez y las grietas de cada uno. Si Jesús nos perdonó en la cruz, no tenemos ninguna excusa para no perdonar a los demás.

¿Cuál es la oración persistente de Un Corazón?

KR: Nuestra oración es mantenernos cerca de la voluntad de Dios y ser sensibles a la necesidad del momento. Pedimos no dejarnos influenciar por tendencias, inseguridades, temores o las opiniones de otros, sino que lo que percibamos realmente sea el reino y la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Creemos que eso nos mantiene verdaderamente relevantes, porque la relevancia no es seguir modas, sino vivir lo que predicas. Ese es nuestro mayor anhelo: permanecer en la voluntad de Dios, sea lo que sea que eso implique. Si es cambiar, mantenernos en un mismo estilo musical o incluso mudarnos de ciudad, lo haremos. Nuestro temor es alejarnos de Su voluntad, y nuestra oración es permanecer siempre dentro de ella.

¿Cómo manejan las diferencias para no perder la unidad del equipo?

Loui: Como líderes, a veces tratamos de que todos hagan las cosas como nosotros las haríamos, pero hemos aprendido a valorar las personalidades únicas de cada miembro y la forma en que Dios les ha revelado el evangelio. Esto nos ha ayudado a encontrar un balance y a entender la importancia de aprender a ceder.

KR: Totalmente, es cuestión de sumisión mutua. Saber decir: “valoro tu opinión al igual que tú valoras la mía”. Pero también reconocemos que Dios es un Dios de orden, y, cuando no llegamos a un acuerdo, hay una persona responsable de tomar la decisión final. Es clave tener conversaciones claras, identificar las fortalezas y debilidades de cada uno y delegar para complementarnos como equipo.

Destacado

  • Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común, Hechos 4:32 (RVR60).
  • Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos, Jeremías 32:39 (RVR60).
  • Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, Ezequiel 11:19 (RVR60).

Kim Richards y Daniel Aguilar son padres de Mila, una bebé perfectamente sana concebida durante la pandemia, a pesar de un diagnóstico de riesgo. Este matrimonio lidera la sede de Comunidad Olivo en El Paso, Texas, y actualmente están esperando a su segundo bebé, tras haber recibido un diagnóstico que indicaba que no podrían volver a concebir.

Consejo de lectura bíblicaUn buen hábito que yo he puesto en práctica es que divido la hoja en la que llevo mi devocional en dos columnas, en una pongo lo que Dios me quiere compartir solo a mí y en la otra lo que siento que debo compartir con otros. Actualmente estoy leyendo la versión NTV, creo que tiene un lenguaje muy actualizado y me ayuda como referente en ciertos versículos que he leído toda la vida.

Un libro que toda persona debería leer Indagando sobre el tema de Cielo en la tierra pusimos a leer a todo el equipo Sorprendidos por la esperanza de N.T Wright. Básicamente habla de la vida después de la muerte y que si tuviéramos esta verdad presente en nuestro diario vivir no tendríamos miedo de hablar de este tema porque tenemos una esperanza que lo cubre todo.

#Biblia #Literartura #Relación con Dios
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