Muchas mujeres se quejan de que sus esposos dejaron «morir el romanticismo». Ya no están las citas, las flores, los detalles ni las sorpresas. Tampoco ese trato especial que las hacía sentirse valoradas. Por otro lado, los hombres cargan en silencio la frustración de que sus esposas los esperan en la puerta con una lista de reclamos, en lugar de ofrecerles la paz que tanto anhelan.
Yo también he estado ahí. Como hombre casado, sé que el matrimonio trae alegría, placer y muchos beneficios. Pero a veces paso por alto la letra pequeña que viene con el «sí, acepto» en el altar: «cada uno será la piedra que pula las imperfecciones del carácter del otro». En otras palabras, más que garantizar mi felicidad, mi esposa es responsable de ayudarme a ser un mejor hombre.
Existe una descripción bíblica de la responsabilidad mutua en el matrimonio. Habla de lo que cada uno debería esperar y recibir del otro para tener una relación sana:
«(…) cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo». Efesios 5:22-33 (NVI).
En el libro Ten un nuevo esposo para el viernes, el experto en dinámicas de pareja Kevin Leman propone una estrategia para transformar un matrimonio plano y aburrido en una relación viva y fresca. Leman plantea que la esposa debe comenzar por cambiar sus propios comportamientos y expectativas antes de intentar modificar todo lo que no le gusta de su pareja.
El libro explora las diferencias en la comunicación entre hombres y mujeres, así como las necesidades emocionales de cada uno. Esta información invita a reflexionar sobre lo que estamos dispuestos a hacer para tener un matrimonio pleno. ¿Acaso solo ofrecemos quejas y exigencias?
Según Kevin Leman, para que el esposo y la esposa se comprometan de verdad con reinventar su relación, ambos deben enfocarse en principios y acciones que fomenten los valores que quieren fortalecer: el amor, el respeto, la comprensión y la unidad. Es un mensaje similar al que proponen Alex y Stephen Kendrick en El desafío del amor, un clásico para parejas.
Como sé que, al igual que yo cuando empecé a buscar estos libros, de verdad quieres construir una buena relación con tu pareja, he condensado en siete hábitos la sabiduría que recogí en mis lecturas. Son esos pequeños cambios que marcan la diferencia entre una relación gris y rutinaria y una en la que ambos son tan felices y auténticos que la monotonía simplemente no tiene cabida.
1- Comprender y aceptar las diferencias de tu pareja
Entender que hombres y mujeres sienten, se expresan y tienen necesidades emocionales distintas permite disfrutar más la relación. Interiorizar esta realidad fortalece la comunicación y genera una actitud genuina de servicio hacia el otro.
2- Amor incondicional y respeto mutuo
El amor es una decisión, no un sentimiento. Partiendo de esta verdad, es necesario que las parejas elijan amarse cada día. Sin importar las emociones del momento, las dificultades o los altibajos, el compromiso consiste en valorar a tu pareja.
3- Interacción cotidiana
Practica la paciencia y no dejes de lado la amabilidad. Un «buenos días», un abrazo o un café recién preparado son gestos que hacen sentir al otro observado y cuidado.
Estos detalles ayudan a cultivar un verdadero ambiente de hogar. Se trata de sazonar con cariño la vida que comparten, aligerar las cargas y actuar como lo que realmente son: aliados, amigos y compañeros.
El hogar debe ser un lugar seguro; por eso, los actos de servicio deben ser mutuos y profundamente valorados.
4- Intimidad emocional y física
Piensa que la intimidad entre tú y tu pareja es un tesoro invaluable: protégela a toda costa.
No compartas tus sentimientos más profundos con otras personas, ni expongas los errores o defectos de tu pareja; hacerlo es como lastimarte a ti mismo.
Esfuérzate por comprender sus acciones, palabras, sueños, temores, gustos y su manera única de expresar y recibir amor.
Aprende a disfrutar de su compañía y practica con frecuencia aquello que los conecta, para sumar tiempo de calidad.
Cuiden su relación de influencias incorrectas. Alejarse a tiempo de ambientes o consejos tóxicos puede evitarles errores difíciles de reparar.
Cuiden su relación de influencias incorrectas. Alejarse a tiempo de ambientes o consejos tóxicos puede evitarles errores difíciles de reparar.
5- Resolver conflictos de manera saludable
Perdonar rápido y mostrar misericordia es la clave. A veces, ceder es el camino a una vida más tranquila.
Hay asuntos que pueden negociarse y otros por los que simplemente no vale la pena disgustarse.
Aunque los desacuerdos son inevitables, es esencial enfrentar los problemas con franqueza y dulzura.
Enfócate en la dificultad y no en la persona. No saques temas del pasado, no guardes rencores. Asume responsabilidades y crea acuerdos con la intención de construir.
6- Fortalecer el vínculo espiritual
Orar por tu pareja y bendecirla constantemente es un acto de amor. Orar juntos, además, es una forma profunda y poderosa de conexión, tanto con Dios como entre esposos.
Cuando las parejas aprenden a encontrar satisfacción en Dios, comprenden que a través de él reciben todo lo que necesitan. Eso los impulsa a honrar con compromiso lo que han recibido.
7- Buscar apoyo externo
Tener una red de apoyo es vital, especialmente cuando se sienten en la cuerda floja.
Pueden buscar el consejo de líderes espirituales, identificar parejas maduras que los inspiren o asistir a sesiones de terapia con un profesional que comparta sus principios y creencias.
Fundamental: no se nieguen a satisfacer las necesidades sexuales del otro, con espontaneidad, respeto y cariño.
En resumen, renovar tu matrimonio implica un esfuerzo consciente de ambas partes. Es un compromiso diario de elegir a tu pareja entre todas las personas del mundo y decidir amarla. También exige la responsabilidad de cuidar del otro, comprender sus diferencias y satisfacer sus necesidades. Requiere madurez para resolver conflictos de manera constructiva, cultivar la intimidad, fortalecer la vida espiritual y buscar ayuda cuando sea necesario.
