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Crianza real sin burnout parental

Por: César Osorio

@mr.cesos

Descubre estrategias prácticas para evitar el burnout parental y disfrutar más la crianza, con ayuda de expertas en salud y crianza.
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Mientras tratamos de enseñar a nuestros hijos todo acerca de la vida, nuestros hijos nos enseñan de qué trata la vida”. – Angela Schwindt

Un día llegué del trabajo cansado y refunfuñando por el tráfico. Solo pensaba en cenar con mi esposa, charlar un rato sobre el día y luego tirarme en el sofá frente al televisor. Quería descansar, pero ese día mis planes cambiaron para siempre. Luego de cenar, mi esposa me llevó al cuarto y señaló una caja de regalo sobre la mesita de noche. Corrí a destaparla y dentro encontré una prueba de embarazo positiva. ¡Íbamos a ser padres!

Aunque la noticia fue emocionante, descubrimos que vivir una crianza real sin agotamiento era mucho más complejo que lo que muestran las películas o redes sociales. Los libros, testimonios y familiares suelen romantizar la idea de ser padres. Elevan las expectativas y olvidan las implicaciones reales: dormir poco, sentir cansancio, improvisar en la agenda y ver cómo el orden de casa se transforma con juegos, llantos y risas.

Pensando en padres primerizos como tú, consulté a dos profesionales en salud y crianza: Juanita Boada, coach logoterapéutico especialista en neuroeducación, y Claudia Ardila, experta en integración sensorial y maestra en neurociencias. Juntas nos ayudan a identificar lo que puede robarnos el gozo de criar, para que logremos una crianza real sin agotamiento, llena de amor, recuerdos y crecimiento.

¿Qué es el burnout parental?

Juanita Boada describe el burnout parental como un agotamiento emocional intenso ligado al rol de ser padre o madre. Esto genera desconexión con los hijos, frustración, y pérdida de la satisfacción en la crianza. Aunque afecta más a mujeres, no es exclusivo de ellas.

Este agotamiento va más allá del cansancio físico. Se manifiesta en forma de irritabilidad, desesperanza, culpa, y hasta en conductas como evitar compartir con los hijos o sentirse incompetente. Los síntomas se agrupan en cinco categorías:

  • Emocionales: frustración, autocrítica, desilusión, comparación constante.
  • Físicos: fatiga, problemas de sueño, dolores, cambios de apetito.
  • Conductuales: aislamiento, evitación, gritos frecuentes, inflexibilidad.
  • Cognitivos: pensamientos negativos, dificultad de concentración.
  • Relacionales: desconexión con la pareja y redes de apoyo.

Señales de que algo no va bien

Para Claudia, una señal clave de burnout es notar cambios en tu día a día. Si te cuesta rendir en el trabajo, discutes más en casa, tienes menos paciencia y pensamientos como “Soy la peor mamá” o “Soy el peor papá” son recurrentes, es momento de hacer una pausa.

Otra alerta es la desconexión con los hijos. Si deseas que no lleguen del colegio porque “comienza el caos”, los entregas constantemente a cuidadores o notas que gritas más que antes, es una señal de agotamiento emocional. Vivir una crianza real sin agotamiento implica reconocer estas señales a tiempo.

¿Por qué nos quemamos emocionalmente?

Claudia señala que una de las principales causas es la idealización de la maternidad y paternidad. Las redes sociales nos muestran versiones perfectas de familias felices, pero esconden la realidad.

Algunas causas comunes:

  • Compararse con otras familias, olvidando que cada niño y contexto son diferentes.
  • Exposición constante a gurús de crianza con fórmulas irreales.
  • Ignorar los cambios que implica tener hijos: pretender mantener una casa impecable y asistir a todos los compromisos sociales.

Juanita añade otras causas importantes:

  • Infravalorar la crianza. Las presiones laborales, la escuela y el trabajo remoto desdibujan los límites entre el hogar y el trabajo, lo cual agota emocionalmente.
  • Crianza en solitario. Ya no criamos en tribu. Las responsabilidades recaen en uno o dos adultos que, muchas veces, no cuentan con apoyo cercano.

¿Es posible una crianza real sin agotamiento?

Sí. Ambas expertas coinciden en que es posible lograr una crianza real sin agotamiento, si hay disposición para ajustar expectativas, priorizar el autocuidado y pedir ayuda cuando se necesita.

Los padres primerizos, al sentirse presionados, tienden a complicar problemas sencillos. La acumulación de estas tensiones es lo que agota. Claudia aconseja “hacerse la vida fácil”:

“¿Qué es más importante, jugar con tu hijo u ordenar la cocina? Si quieres un hijo emocionalmente conectado, la cocina puede esperar.”

Para evitar el burnout:

  • Organiza el tiempo y las prioridades del hogar.
  • Establece límites a las demandas externas.
  • Cuida la alimentación, el sueño y el juego (tuyo y de tus hijos).
  • Arma una red de apoyo con familiares, cuidadores o jardines.
  • Fortalece la comunicación en pareja e hijos, adaptada a su edad.
  • Organiza el tiempo y las prioridades del hogar.

Agradece, juega y disfruta la crianza imperfecta

Ni idealizarla ni satanizarla. La crianza es una etapa intensa, pero pasajera. Vale la pena vivirla de forma consciente para disfrutarla y crecer como familia.

Juanita afirma que para disfrutar una crianza real sin agotamiento es clave ajustar las expectativas y celebrar logros pequeños. El niño que deja el pañal, duerme solo o comparte su juguete, es una victoria de todos.

Otros consejos valiosos:

  • Desconéctate de las pantallas y conecta con el presente.
  • Crea rutinas y tradiciones familiares que aporten seguridad, pertenencia y responsabilidad.
  • Agradece lo positivo. Reconoce los esfuerzos de tus hijos, por pequeños que sean.
  • Acepta la imperfección. Jugar y reír juntos fortalece el vínculo emocional.

Lo que todo padre necesita no es perfección, sino practicidad, conexión y humanidad. Reconocer tus límites, pedir ayuda, y vivir una crianza real sin agotamiento es no solo posible, sino necesario para ti y tus hijos.

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