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Autocuidado integral para toda mujer 

Por: Camila Borda

María Paula Arrazola, pastora de la iglesia Ríos de Vida en Cartagena, comparte consejos prácticos para cuidar tu espíritu, alma y cuerpo en una guía especial presentada en formato de infografía.
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con María Paula Arrázola

María Paula Arrazola es anfitriona del podcast Frecuencia Femenina, creadora del devocional Poder Espiritual, directora del congreso para mujeres Feminario y pastora principal de la reconocida iglesia Ríos de Vida en la ciudad de Cartagena. 

Lo que mueve la vida de María Paula es el deseo profundo de que cada persona conozca su propósito y honre a Dios con todo su ser, dándole la gloria en cada aspecto de su vida.

Esta infografía es el resultado de una conversación que tuvimos con ella sobre la importancia de que toda mujer desarrolle hábitos de autocuidado integral.

“Primero, definamos el ser. La Biblia dice en 1 Tesalonicenses 5:23 que todo nuestro ser es: espíritu, alma y cuerpo. Ese orden no es al azar, porque esa es la definición del ser humano: somos espíritus, que tenemos un alma y vivimos en un cuerpo. Lo que yo soy por dentro, mi ser espiritual, claramente va a afectar, para bien o para mal; mi cuerpo y, obviamente, mis emociones, mis sentimientos, mis decisiones y mi voluntad.”

Para un espíritu saludable

“Cuidar el espíritu es alimentarlo bien con la Palabra de Dios y orando diariamente.

Orar es adorar, cantar, orar en lenguas y, por supuesto, orar en mi idioma. Entendiendo que toda nuestra vida y emociones dependen de la salud de nuestro espíritu, tenemos que determinarnos a cultivar una relación con Dios.

Los discípulos de Jesús le pidieron que les enseñara a orar porque siempre lo veían apartarse para hablar con su Padre y regresar diferente, lleno de paz y del Espíritu Santo. Me imagino que en sus viajes, Jesús siempre estaba mirando en qué lugar podía alejarse para orar. Busca un lugar donde puedas orar, porque como Jesús dijo: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios”.

Para un alma en paz

“El alma no es una sola cosa. Está compuesta por emociones, sentimientos y voluntad, y necesita ser renovada, porque se ensucia constantemente con pensamientos. Así como cuando salimos a la calle y, en la noche, al hacer nuestra rutina de limpieza facial decimos: ‘¡Wow! No puedo creer qué tan sucia estaba mi cara’, así sucede con la mente. Vivimos en un mundo sobreinformado, y eso es tanto bueno como malo. Hay muchísimas cosas en el ambiente (las redes sociales, las conversaciones, los medios) que ensucian nuestra alma. Por eso tenemos que renovarla con la Palabra de Dios.

¡Claro!, no podemos estar todo el día encerrados orando. Tenemos que trabajar, ser padres, hijos, estudiantes; tenemos responsabilidades. Entonces, ¿qué podemos hacer para mantener la paz en el alma? Podemos cantar, adorar a Dios, orar en otras lenguas, confesar la Palabra que leemos para que no se quede solo en la mente, sino que baje al corazón y salga por la boca.”

“El Salmo 103 dice: ‘Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios’. Y es que tendemos a olvidar. Por eso, es importante estar constantemente recordándole al alma lo bueno que ha sido el Señor. Cuando consumimos los alimentos, cuando nos movilizamos en nuestras grandes ciudades donde suele haber mucho tráfico, aprovechemos ese tiempo para adorar y dar gracias a Dios.”

“Algo que yo practico muy a menudo: cuando tengo un día en el que me siento enojada con alguien, o estoy triste, es lamentarme y escribir salmos en mi celular. A veces los leo y digo: ‘¡Wow! Qué salmo tan horrible’, y lo borro. Pero ya salió. No dejo que las emociones negativas se queden adentro, porque eso es lo que nos intoxica. Cuando estamos preocupados, dolidos, frustrados o tristes, lo mejor es sacarlo y decírselo al Señor, tal como lo vemos en los Salmos.”

Para un cuerpo sano 

La frase: “El cuerpo grita lo que el alma calla”, es cierta. Sea positivo o negativo, el interior sí se ve en lo exterior. No es sabio simplemente tapar lo que nos pasa con maquillaje o unas gafas; quizá esas señales son oportunidades para preguntarnos qué debemos cambiar.

Definitivamente, tenemos que hacer ejercicio. El ejercicio es esencial para nuestra salud, para nuestros huesos, para nuestras articulaciones, incluso para nuestra salud hormonal. Busca algo que te guste para ejercitarte y desarrolla esa disciplina. Vas a ver como tú alma y tu espíritu se van a beneficiar también.

El producto infaltable en mi autocuidado es el bloqueador solar. Además, suelo dejar que mi cara descanse de los productos de belleza para que mis poros respiren. 

El secreto para cuidar mi piel son los hielitos de sabila, son muy fáciles de hacer. Te dejo la receta aquí:

  1. Abre la penca de sábila y saca el cristal.
  1. Ponlo en la licuadora con muy poquita agua.
  1. Vierte la mezcla en una hielera y llévala al congelador.
  1. Cuando esté congelado, saca uno varios cubitos, envuélvelos en un paño limpio y pásalo suavemente por tu rostro.

Esto refresca, suaviza e hidrata profundamente tu piel.

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